jueves, 23 de septiembre de 2010

Con valor, Susvin culos rompió...


     Semejantes o diferentes, afines o antagónicos, grandes o pequeños, jóvenes o viejos, muchos o pocos, unidireccionales o multi... ¿cuál es la fórmula que asegura el éxito y la perdurabilidad en y de los vínculos? ¿Alguien sabe? Se aceptan donaciones de ideas jajaja.
    Lo cierto es que cada vínculo exige lo propio y por ahí le ponemos el piloto automático descansando en la inmutabilidad de los estados y oh!! sorpresa, estalla ante nuestros ojos el big bang que lejos de crear un universo crea un caos del cual, en algunos casos, no reconocemos filiación alguna.
    Los estados vinculares ofrecen un abanico interesante de posibilidades que permiten movernos de diferentes maneras, clásica o novedosa, comprometida o desapegada, sólida o liviana, leal o "abierta a nuevas experiencias", virtual o real. Tienen en común la necesidad del otro, abarcando un sinnúmero de causas por las cuales se requiere, se necesita, se fagocita, se simbiotiza la presencia de ese Otro pero sin dudas tendrán, cada una, la particularidad que otorga el caudal que se esté dispuesto a dar y sobre todo, a recibir. 
    El título de este espacio alude a la pícara transformación de la canción patria nacida con los vínculos de la infancia y de la adolescencia, donde sin dudas abundaban las ganas de la presencia del otro para confabular; para "diatribar"; para conciliar y convocar; para asumirse cómplices y salir perdonados por el sólo hecho de quererse, de reconocerse, de sentirse uno a pesar de ser dos; para admitir que ser tres no era multitud y para aprender que el meter la pata sólo se pagaba con un cambio de banco por un par de días. 
   Hoy abundamos en ganas ¿de qué?
   Satisfacer egoísmos y soledades, necesitar básica, vital y móvilmente (jo jo), recoger y desechar, mover y acomodar, son ingredientes inevitables de los vínculos de hoy que, lejos de unir, atar, sujetar, adscribir según reza la definición académica, parece ser (?) que están nacidos para marcar un territorio individual antes que colectivo y es ahí cuando emerge truinfal la canción en su momento más emotivo... con valor, susvín culos rompió...
    No sé el resto (¿me interesa el resto?) pero estoy un poquito cansada de que rompan los culos de esa manera tan básica, tan cruda, tan declaradamente impune. He dicho. O no. Pero ese día viene llegando (by Novarro) 

Silvia C.

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